El hemisferio izquierdo se ocupa de datos y horarios, y toma decisiones basadas en lo que ha aprendido en el pasado. Es bueno en la categorización y juzga todo como correcto o incorrecto, bueno o malo.
El lado derecho es el de la creatividad y las sensaciones, está conectado con el cosmos y nuestra capacidad intuitiva de saber. El lado derecho del cerebro ve en global, la foto en conjunto en lugar de los detalles; es feliz, agradecido, emocional, intuitivo, impetuoso e imaginativo. Utiliza símbolos e imágenes en lugar de palabras y lenguaje como hace el izquierdo.
El hemisferio derecho del cerebro tiene que ver con el aquí y el ahora; y no tiene ninguna preocupación en el mundo.
El escenario ideal es tener los dos hemisferios del cerebro funcionando en la misma medida, siendo cada lado igualmente importante, y en equilibrio con el otro.
Sobretodo el sonido del gong, si te entregas a él, tiene la capacidad de apagar el lado izquierdo del cerebro, colocando al oyente en un estado de meditación de forma automática, permitiendo surgir al cerebro derecho y conectar con este estado de paz y bienestar que caracteriza a este lado del cerebro.
En este estado de ondas cerebrales theta, en el que el tiempo y el espacio no tienen significado, podemos experimentar vidas pasadas, visiones, una unidad con todo lo que es, y un profundo conocimiento de nuestra verdadera identidad como conciencia infinita confinada temporalmente en un cuerpo humano.
Es una experiencia potente que puede provocar cambios en la vida de algunas personas.
El gong logra esto confundiendo al cerebro izquierdo lógico con muchas y densas capas de tonos y armónicos, siendo éste incapaz de analizar lo que está escuchando, y en última instancia dándose por vencido, y permitiendo que el cerebro derecho sea el dominante con todo su esplendor de creatividad, imaginación y felicidad.
El silenciamiento de la charla habitual del cerebro izquierdo es también un componente esencial en el proceso de sanación. Cuando asistimos a un Baño de Sonido experimentamos la quietud y la paz del hemisferio derecho del cerebro, dando un descanso al hemisferio izquierdo, y es entonces cuando se activa el mecanismo de sanación natural de nuestro cuerpo.
El lado izquierdo del cerebro tiende a bloquear esto con su charla incesante y los recordatorios de quien eres, donde deberías estar, los problemas, las listas, y todos los pequeños detalles que conforman tu situación en la vida.
Sin embargo, cuando todo esto ya no está, aparece el espacio y la oportunidad para que el proceso de autosanación se produzca. La voz intuitiva del cerebro derecho está generalmente ahogada por el ruido del cerebro izquierdo. Cuando esto se silencia, esta sabiduría interior puede ser escuchada; y aparecen de repente respuestas, sobre cuestiones no resueltas que nos han estado preocupando…
Este profundo silencio de la parte derecha de nuestro cerebro es algo que muchas personas nunca han podido experimentar (esa sensación inolvidable de profunda paz interior), y puede ser algo chocante cuando alguien lo vive por primera vez.
La experiencia de flotar en el gozo del lado derecho del cerebro que sentimos durante y después de un baño de sonido es maravillosa, para quedarse en ella una buena parte del tiempo. Sin embargo en la vida tiene que haber un equilibrio. Necesitamos ambos lados del cerebro con el fin de funcionar plenamente en el mundo. No podemos vivir una vida plena, sin que ambas partes estén involucradas y cooperando.
La mayoría de las personas en la sociedad occidental, viven la vida casi exclusivamente a través del lado izquierdo del cerebro, en el pensamiento, el razonamiento, y la parte lógica. De hecho, se nos enseña a vivir de esta forma, ya que, lamentablemente, así está estructurada la sociedad occidental actual.
Nos conviene recuperar el hemisferio derecho y que éste pueda funcionar en paralelo con el izquierdo, de modo que podamos llevar una vida más equilibrada y desarrollar todas nuestras capacidades.
Es casi como si tuviéramos que cablear de nuevo el cerebro, para permitir al lado derecho poder ser, por lo menos igualando al cerebro intelectual izquierdo.
El cerebro derecho está aquí, sin límites y capaz de cosas increíbles. Necesitamos equilibrar los dos, dando al derecho la oportunidad de brillar e inspirarnos.
Existen varios de métodos para lograrlo (la meditación es uno de los más comunes), pero el trabajo con los gongs y otros instrumentos sanadores también tiene el poder de permitirnos hacer esto, aquietar y silenciar el lado izquierdo del cerebro más dominante, de modo que el lado derecho pueda ser experimentado.
A veces, después de un primer Baño de Sonido, después de la primera vez que se tiene la experiencia del hemisferio derecho, algunas personas pueden experimentar algún cambio en su vida. Nunca se olvida la primera experiencia del Infinito, y siempre se quedará ya con nosotros.
Para nosotros, que practicamos con estos instrumentos sagrados, y también para quienes asisten a las sesiones de sonido con regularidad, esta reconexión se hace cada vez más fácil. Es como que los sonidos armónicos abren la puerta a la conciencia infinita del lado derecho del cerebro, y ésta permanece abierta o por lo menos desbloqueada, permitiéndonos volver allí en la próxima ocasión más fácilmente y posteriormente en cualquier momento que se desee.
Una vez que la puerta se ha abierto, el acceso a la conciencia superior se vuelve más rápido, y cuanto más se practica, más fácil se vuelve.
Se trata de ir hacia la sincronización hemisférica de los dos lados de nuestro cerebro… ¿Te invitas a experimentarlo?